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Una de los motivos más frecuentes de consulta con un traumatólogo es el dolor de rodilla. Las posibles causas del dolor pueden ser muchas, pero en el caso específico de dolor de rodilla en la parte anterior (rotula) y que se presenta al momento de hacer ejercicio, al incorporarse de una silla tras permanecer mucho tiempo sentado o al subir o bajar escaleras es el síndrome doloroso patelofemoral.
Este síndrome, también conocido como condromalacia patelofemoral, se refiere al dolor y crepitación (chasquido) que se presenta en las rodillas al realizar actividades que implican el uso forzado o repetitivo de la articulación que se forma entre la rótula y el surco intercondileo femoral.

Por qué se presenta esta lesión?

Recordemos que la rodilla está formada por tres estructuras óseas (la parte final del fémur, la parte superior de la tibia y la rótula). Estas estructuras se acoplan de manera perfecta y su fricción es mínima gracias a que están recubiertos por el cartílago articular.
En las personas que presentan el síndrome doloroso Patelofemoral, el acoplamiento de dichas estructuras deja de ser el adecuado, de tal manera que, se produce mayor presión y roce sobre el cartílago articular, este se reblandece e incluso se deshilacha o se desprenden fragmentos del mismo, lo que produce los síntomas antes mencionados.

CONDROMALACIA PATELOFEMORAL

CONDROMALACIA PATELOFEMORAL

¿Cuáles son las causas de esta lesión?

Las causas son múltiples y generalmente coinciden varias de ellas para que se presente la lesión y los síntomas.
Entre las causas más comunes son el tono muscular inadecuado del cuádriceps que produce un desbalance al momento del “Tracking” de la rótula y hace que esta se friccione más sobre uno de los cóndilos. El empezar a hacer ejercicio de intensidad moderada o máxima sin haber tenido la preparación adecuada. Permanecer periodos prolongados de tiempo en posición sentada con las rodillas flexionadas a 90 grados o más, común en trabajadores de oficina.

La buena noticia es que la gran mayoría de los pacientes mejora con el tratamiento médico traumatológico, el cual se basa en medicamentos antiflamatorios en la fase aguda y un programa de rehabilitación y fisioterapia en la fase de recuperación, en donde, a través de ejercicios de fortalecimiento y balance muscular del cuádriceps, se consigue mejorar ese acoplamiento para disminuir y hasta eliminar la sintomatología.
En ocasiones el dolor es intenso o persistente y se requiere de otras medidas como infiltraciones articulares (antinflamatorios, plasma rico en plaquetas, viscosuplementación) o cirugía artroscópica.

En algunos pacientes, la causa de la lesión son alteraciones de la forma y alineación de las estructuras óseas y se requiere de une revisión traumatológica a detalle para poder identificarla y así poder corregirla.

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